Victoria Gill
BBC Ciencia
La caza de ballenas llevada a cabo durante un siglo podría haber liberado más de 100 millones de toneladas de dióxido de carbono en la atmósfera -el equivalente a la cantidad de CO2 acumulada en un bosque grande- afirma un equipo de científicos.
Las ballenas almacenan dióxido de carbono dentro de sus cuerpos y cuando las matan liberan gran parte de este CO2, informaron investigadores estadounidenses durante un encuentro sobre océanos realizado en ese país.
El doctor Andrew Pershing, de la Universidad de Maine, describió a estos cetáceos como los "bosques de los océanos".
Pershing y sus colegas del Instituto de Investigación del Golfo de Maine calcularon la capacidad de almacenamiento de CO2 de las ballenas durante su desarrollo.
"Las ballenas, al igual que cualquier animal o planta del planeta, están hechas de mucho carbono", dijo el experto.
"Y cuando las matas y las sacas del océano, estás eliminando dióxido de carbono de su sistema de almacenamiento y, posiblemente, liberándolo en la atmósfera".
Por otra parte, añadió Pershing, en los primeros años de la caza de ballenas el aceite obtenido del animal se utilizaba en las lámparas. De este modo, al quemarlo, se liberaba CO2 directamente en la atmósfera.
"Este sistema marino es único, porque cuando las ballenas mueren naturalmente, sus cuerpos se hunden. Así, se llevan el dióxido de carbono directamente al fondo del mar", explicó el científico.
"Si mueren en un lugar profundo, el CO2 quedará almacenado probablemente por cientos de años".
Árboles del océano
En principio, los científicos calcularon que 100 años de caza liberaron una cantidad de CO2 equivalente a la quema de 130.000 kilómetros cuadrados de bosque templado.
Pershing enfatizó que este volumen es relativamente pequeño si se lo compara con los miles de millones de toneladas de CO2 que los seres humanos producen al año.
Sin embargo, dejó en claro que las ballenas juegan un rol importante en almacenar y transportar dióxido de carbono en el ecosistema marino.
Con sólo dejar crecer a grupos grandes de ballenas, se pueden capturar gases con efecto invernadero en la misma medida que se proponen los esquemas de reforestación que acumulan y venden créditos de carbono.
Un sistema similar podría emplearse con las ballenas para proteger y aumentar su población, indicó el científico.
"La idea sería hacer un recuento de cuánto CO2 puede acumular un grupo de peces o ballenas y permitirles a los países vender su cuota como un crédito de carbono", explicó Pershing.
"Estos créditos se pueden utilizar como un incentivo para reducir la presión sobre la pesca o para promover la conservación de algunas de estas especies".
Una obviedad
Otros científicos consideran que el análisis de Pershing plantea un problema interesante.
Daniel Costa, investigador de animales marinos de la Universidad de California, en Estados Unidos, le dijo a la BBC: "Son muchos los expertos que están investigando la importancia de estos grandes animales en el ciclo de carbono".
"Y es uno de esos temas que cuando lo miras, piensas: 'Es tan obvio, ¿cómo no se nos ocurrió antes?'"
0 comentarios:
Publicar un comentario
Y vos qué decis??