En 1982, la CBI votó a favor del  establecimiento en 1986 de una moratoria internacional sobre la  caza de ballenas. Tras la entrada en vigor de esta moratoria, tres  países desafiaron abiertamente la voluntad de la comunidad internacional  de proteger a los grandes cetáceos. En 1987, Japón lanzó su programa de  “investigación científica” como respuesta a las presiones para que este  país abandonara la caza comercial. En 1993, Noruega sorprendió al mundo  al anunciar que reanudaba la caza comercial de ballenas. Y en el año  2003, fue Islandia la que reanudó la actividad anunciando la captura de  más de 500 ejemplares, también con fines científicos. 
 En la reunión de la CBI celebrada  en Berlín en 2003, se aprobó la Iniciativa de Berlín. Una iniciativa que  se basa en el Fortalecimiento de la Agenda de Conservación de la  Comisión Ballenera Internacional. Durante el año 2004, la Comisión  empezó el trabajo del Comité de Conservación acordado en Berlín. 
 Durante este tiempo, los países  favorables a la caza de ballenas, liderados por Japón, han hecho todo lo  posible para debilitar el trabajo de este comité, orientar su mandato  hacia la explotación de las ballenas, o evitar que cuente con los medios  y presupuestos adecuados. El trabajo de este Comité es fundamental para  tratar de hacer de la CBI un organismo orientado a la conservación de  los cetáceos en lugar de a su explotación. 
 En contrapartida, los países  conservacionistas, con la ayuda de diversas organizaciones  ambientalistas, realizan esfuerzos para salvar a las ballenas de la  extinción y han podido establecer ciertos mecanismos. El de más reciente  creación es el Santuario Ballenero Austral (SBA), un área marina que  circunda la Antártida y en la cual está prohibida la caza comercial de  las ballenas. 
 La resolución de crear el SBA fue  aprobada por una mayoría abrumadora, con el único voto disidente de  Japón. Los japoneses dejaron constancia de su objeción, y continúan  cazando ballenas dentro del Santuario antártico. La justificación para  ello es que no se trata de caza comercial, sino científica. Pero la CBI  considera que el programa de "caza científica" japonés "no satisface  necesidades críticas de investigación para el manejo de la caza  ballenera en el Océano Austral", por cual es innecesario y debe  detenerse. 
 En la reunión anual de la CBI en el  año 2006, mediante una votación informal y sin ningún sustento  científico, las naciones a favor de la matanza de ballenas aprobaron una  resolución que culpa a los cetáceos de acabar con las pesquerías y  poner en riesgo la salud alimenticia de las poblaciones costeras. Dicha  resolución pone en riesgo el Santuario Ballenero Austral, que ha estado  amenazado durante casi dos décadas por la Agencia de Pesquerías de  Japón, que en más reciente temporada de cacería decidió unilateralmente  matar casi mil ballenas, con permisos "científicos" autoconcedidos.
 Para poder revertir la moratoria  internacional, las tres cuartas partes de los países miembros de la CBI  deben aprobar esta moción. Si Japón continúa con su trabajo político de  seducción para que nuevos países se integren a la CBI y voten a favor de  la caza de ballenas, la moratoria corre un alto riesgo.
 En 2007 se consolida el Bloque  Latinoamericano dentro de la CBI, de clara postura conservacionista. Al  año siguiente se inicia un proceso de reforma del organismo, el cual en  2009 continúa con pocos avances.
Fuente: Greepeace- Argentina  






